Un grupo , en principio aguerrido , formado por Angel (Mortimer), Salvador (Conspimer) , Toño, Pablo, Alberto, Larry y yo (Sindimer) nos dispusimos a participar en la Copa del Canal, los dias 30 y 31 de Octubre. Son 61 millas, entre Denia y el puerto de la Sabina, en Formentera.
Ya habíamos estado atentos a la meteo desde mucho antes de la fecha de salida, el pronóstico para la regata (Denia Formentera), era bueno, salvo por el hecho de que nuestro barco, el NIVEL, un Jeanneau Sun Odissey 39i del 2008, no contaba con spi para aprovechar el viento de popa que prevalecería en la primera parte del recorrido. Sí teniamos en cambio un gennaker que podríamos utilizar si el viento rolaba, lo que estaba previsto que sucediera.
Tomamos la salida el Sábado a las 11:00, tras el desayuno regatero y la reunion de patrones, sin novedad. Pronto se hizo patente la mayor velocidad de muchos de los participantes, que con sus spinnaker nos iban dejando lentamente atrás.
A unas 20 millas de la salida, el viento se encalmó y pudimos ‘ abicherar ‘ la génova, para aprovechar al máximo el poco viento. Este fue rolando y aumentando , con lo que largamos el gennaker y nuestra velocidad aumentó. Disfrutamos de una navegación rápida y agradable, mientras esperábamos la subida del viento que al final nos obligó a arriar el genaker y tomar rizos hasta la llegada a Formentera, donde se estaba preparando la tormenta prevista
Luego nos enteramos que alguno de los participantes, habia roto el spi, seguramente al intentar forzarlo con viento fresco.
Una vez en puerto, llegó el momento de relajarse un poco, cenar y descansar.
Una visita al Sofía V, tripulado por 10 aguerridas mujeres, nos puso del mejor humor posible, hasta que nos retiramos al NIVEL, más que a descansar, a seguirla.
Amaneció el domingo, y , tras el desayuno y ducha de rigor , enfilamos a los autocares que nos llevarían al restaurante para la comida y entrega de premios, que transcurrió sin novedad, entre vino, cerveza, arroz negro, fideuá y paella.
Terminado el acto, autocar y al puerto… ahi es cuando empezaron a caer las primeras gotas, que se transformaron en diluvio al poco.
La flota en pleno estaba refugiada en los bares , pues es muy marinero el aprovechar estas ocasiones para departir y profundizar en el conocimiento de los diferentes destilados del lugar.
Al final, escampó y nos fuimos para el barco, mientras , el viento subía y subía sin parar ( SW ), asi que mejoramos las defensas, y en esas estaba yo cuando mis gafas se fueron al fondo del pantalán. Crisis tremenda. Pues no tenia repuesto, solo unas gafas graduadas de sol, que me hacían ver las cosas todavia mas negras.
Puesto al habla con el marinero, me dijo que al día siguiente (lunes) , estaría el buzo y podra intentar sacarlas ( a precio de buzo, claro ). Allí estaba yo, con las gafas de sol , anocheciendo y el viento rugiendo. La flota seguía amarrada, era impensable salir en esas condiciones para Denia.
Amaneció el lunes, con el mar bravo y el viento fuerte , y apareció el buzo. me dijo que hasta mediodia no podria bajar por las gafas.
Ante la meteorología adversa y la dificultad para que Larry tomara su avión a tiempo el martes, así como una serie de ineludibles compromisos de Angel, Salvador, Antonio y Alberto, éstos decidieron tomar el ferry de vuelta a Denia, vía Ibiza.
Pablo optó por quedarse conmigo y con mis gafas, que seguian en el fondo del pantalán. A las 10 en punto, el ferry salió con los 5 tripulantes y allí nos quedamos Pablo, yo y mis gafas.
Ante las situación, pues nos fuimos al bar, que era lo más sensato, pues aunque algún barco ya se habia arriesgado a salir, nosotros no podíamos porque la situación no era segura, y ademáas yo no veia un carajo.
A la vuelta del bar, apareció el buzo con mis gafas ( Dios existe ). Además, la flota ya habia empezado salir del puerto. Parecía que era el momento de hacerlo, así que previa llamada al armador para informarnos de la previsión en Denia, Pablo y yo nos hicimos a la mar con el NIVEL.
La tentación de navegar a vela era fuerte, pero la prudencia y cortedad de la tripulación, me hicieron decidirme por lleva la mayor rizada e ir a motor. Hacíamos 4-5 nudos reales, peleando con las olas y el viento contrario.
El viento estaba establecido en 25 nudos, con rachas de 30, la ola de 2-3 metros, así que disfrutamos de 5 horas de surfeo, donde Pablo dio muestras de su maestría con el timón, minimizando las veces que nuestro pantoque aplastaba a las persistentes y mediterráneas olas.
A partir de la mitad del camino, la ola se fue reduciendo y el viento bajó de intensidad y roló a Norte, haciendo la nevegación más tranquila y dejándonos disfrutar del atardecer, mientras por popa el horizonte negro se incendiaba de relámpagos y en proa el Mongó, como tantas otras veces, nos guiaba, recortado contra las nubes. A babor se veían aguaceros por Jávea y Moraira, pero ya había pasado lo peor y nos acercábamos a Denia.
A las 23:30 amarrábamos el NIVEL, nuestro fiel barco, al pantalán y Pablo y yo nos dedicamos a cenar y descansar hasta el Martes, en que regresamos a Madrid sin novedad.